¿ Qué son los péptidos ?

Revolución

En los últimos años, la utilización de péptidos como ingredientes activos en Dermatología Cosmética ha supuesto una verdadera revolución en el tratamiento de los diferentes tipos de arrugas: Arrugas de expresión, ligadas a la contracción muscular, arrugas fotoinducidas, producidas por la acción de la radiación UVA y UVB sobre nuestra piel, arrugas fisiológicas y metabólicas, consecuencia de procesos de envejecimiento celular que implican la degradación de las proteínas estructurales de la piel.

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Los péptidos son moléculas que surgen de la unión de dos o más aminoácidos que se enlazan mediante los llamados enlaces peptídicos, de ahí su nombre. Estas moléculas se encuentran habitualmente en la naturaleza. Dependiendo del número de aminoácidos unidos por esos enlaces, los péptidos se denominan oligopéptidos (menos de 15 uniones, y dentro de este grupo hay pentapéptidos, hexapéptidos…), polipéptidos (entre 15 y 50) o pasan, cuando hay más de 50, pasan a ser denominados proteínas.

Las tareas de los péptidos son muy variadas. Pueden tener funciones antibióticas, hormonales o funcionar como neurotransmisores, como por ejemplo para avisar de que hay que producir unas determinadas sustancias sanadoras cuando la piel se daña, consiguen reducir el deterioro causado por los rayos solares y pueden actuar como antioxidantes en el organismo.

Sin embargo, a partir de cierta edad (principalmente desde los 30 años) la piel deja de funcionar de un modo tan activo, y su actividad regeneradora empieza a disminuir, una disminución que se acelera cuando el cuerpo alcanza los 40 años. El colágeno y la elastina se deterioran y los fibroblastos pierden actividad. Por tanto, la piel va perdiendo firmeza, aparecen líneas de expresión, arrugas profundas… Precisamente los péptidos pueden ayudar a que la piel produzca otra vez las sustancias que necesita (como el colágeno, fundamental para la elasticidad) para mantenerse firme y con buen aspecto.

Nos sirven para luchar de forma muy eficaz contra dicho envejecimiento cutáneo corrigiendo las arrugas de expresión tan difíciles de disimular. Cada vez que reímos, lloramos, parpadeamos, etc… la piel se somete a micro-tensiones y a medida que pasan los años la dermis se vuelve menos elástica y más sensible a las contracciones y estiramientos a los que se ve expuesta, con lo que se van formando las conocidas arrugas de expresión faciales (código de barras, contorno de ojos, comisura de los labios, etc), acentuándose con el paso de los días y dejando una marca cada vez más profunda y difícil de remediar.

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Ventajas

Una de las ventajas de los péptidos es que son más pequeños que otras moléculas (como, por ejemplo, el colágeno que está presente en una buena cantidad de tratamientos cosméticos) y por tanto penetran con más facilidad en la piel y se asientan mejor en la dermis, ayudando a repararla y a suavizar el envejecimiento. Así, se considera que, usados de forma constante, pueden ser fundamentales para la prevención del envejecimiento o de las enfermedades que pudiera llegar a sufrir la piel madura.

Dependiendo de la longitud de la cadena que formen los péptidos, sus funciones son muy distintas. Así, por ejemplo, hay tetrapéptidos que son muy útiles para mejorar zonas delicadas como las bolsas de los ojos o las arruguitas de esa zona, ya que sirven como reafirmantes, una función que también consiguen cumplir los pentapéptidos. Uno de estos pentapéptidos usado de forma cada vez más frecuente en cosmética es el Matrixyl® (palmitoyl pentapeptide-3), que estimula la reparación de los tejidos y su cicatrización, y es similar al retinol aunque causa una menor irritación en la piel. Además, ayuda a mejorar y a aumentar la síntesis de diversos tipos de colágeno o de ácido hialurónico.

Peptidos

Mientras, los hexapéptidos actúan con fuerza sobre las llamadas “arrugas dinámicas”, puesto que consiguen relajar la musculatura. De hecho, ciertos hexapéptidos -como el cada vez más célebre Argireline® (Acetyl Hexapeptide-3), un compuesto de aminoácidos naturales y en absoluto dañino con la piel, presente en buena cantidad de productos cosméticos y cosmecéuticos- consiguen obtener resultados que se acercan a los efectos producidos por la toxina botulínica. Sin embargo, las ventajas de la aplicación de cremas con péptidos con respecto al bótox son numerosas: ya de por sí su aplicación es tópica, por lo que el paciente no tiene que someterse a agujas ni dolores de ningún tipo, y además el Argireline® no paraliza el músculo, sino simplemente consigue relajarlo tensando la piel sin efectos secundarios. De ahí que se hable de su "efecto Bótox". Algunos estudios demuestran que es capaz de reducir la profundidad de las arrugas hasta un 30% tras un mes de uso.

Argireline® o Matrixyl® son solo algunos de tantos péptidos y neuropéptidos que ayudan a la recuperación de la piel, como también lo son otros como el Haloxyl® (que consigue combatir las ojeras ayudando al riego microvascular de la zona y reforzando su firmeza), el Palmitoyl, contra la flaccidez de la piel y muy frecuente en los tratamientos antiedad, o el Eyeseryl®, contra las bolsas, que aporta elasticidad a la piel. Pero cada vez hay más y más de estas uniones de aminoácidos en tratamientos estéticos, aunque todavía son un elemento bastante escaso y algo caro.

Unos estudios in-vivo (es decir, con personas) realizados en 2011 demostraron su eficacia antiarrugas: los voluntarios que utilizaron el tratamiento en casa durante un mes observaron que los efectos visibles del rejuvenecimiento cutáneo equivalían a casi dos años respecto a los voluntarios que no habían usado el producto. Pero lo que resultó más interesante fue que si los mismos voluntarios seguían con el tratamiento durante dos meses más su piel parecía casi seis años más joven.